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No es nuevo que se“monten” actos de “protesta” como parte de la guerra sucia contra candidatos incómodos. Estos episodios han sido una constante a lo largo de las elecciones en el país.
Por ejemplo, en 1988 que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano representaba un peligro para el régimen priísta, en el puerto de Veracruz Miguel Ángel Yunes le envió a los portales a un grupo de homosexuales que le armó un sonado escándalo.
A Cárdenas también le surgieron de la nada hermanos bastardos que fueron a la televisión mexicana a hablar mal de él.
Al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador le han hecho la vida imposible a lo largo de las cinco campañas en que ha participado (1988 y 1994 para gobernador de Tabasco, 2000 para jefe de gobierno de la Ciudad de México y 2006 y 2012 para presidente de la república).
Nada más un botón de muestra: cuando era dirigente del FDN en el Edén (su líder nacional era Cuauhtémoc Cárdenas), del PRI le mandaron “caballos de Troya” de poca monta que se afiliaron a su movimiento y lograron candidaturas, pero ya montados en el Frente “declinaron” para regresar al tricolor, lo que era una “prueba” de que había fracasado la naciente organización de izquierda, según reportes de prensa de entonces.
Por eso no extraña que a los candidatos del PRD-PAN-MC a la gubernatura y a la alcaldía de Centro, Gerardo Gaudiano Rovirosa y Jaime Mier y Terán Suárez, les estén “sembrando” protestas que luego son magnificadas.
Primero fue al ex director del Colegio de Bachilleres de Tabasco al que un cercano a José Ramón Díaz Uribe, ex dirigente sindical de la institución, le vociferó durante una gira con el aspirante a la Quinta Grijalva.
El “inconforme” que encaró a Mier y Terán fue despedido como maestro de la dependencia cuando el ahora candidato estaba a cargo, por habérsele descubierto un título falso.
“Coincidentemente”, junto al “gritón” Rosario Ramos Henestrosa había un “espontáneo” con un “oportuno” celular con el que se grabó el incidente, que luego se replicó en redes sociales como si se tratara de un acto de protesta masiva.
En el más reciente “incidente” de este tipo de ‘campaña negra’, una persona, solo una, insultó a Gerardo Gaudiano.
También, del mismo modo que pasó con Jaime Mier, una “mano amiga” filmó el momento en que le mentaba la madre al joven perredista.
Ni a Jaime ni a Gerardo los encaró un grupo de ciudadanos, sino nada más un activista.
Pero a los eventos “sembrados” se les dio el tratamiento de que eran actos de repudio organizado por vecinos inconformes.
En los casos de Gaudiano y Jaime Mier llama la atención que por lo general es el gobierno el que articula estos entornos para desacreditar a los opositores.