
Eduardo Ramírez encabeza acciones humanistas a favor del pueblo de Tapachula
CHALCHIHUITÁN, Chis., a 05 de enero de 2018.-Cristóbal Pérez Pérez, junto con su esposa, cinco hijos, cuatro de ellos menores de edad y su nuera; caminaron por más de media hora en las frías montañas por veredas llenas de lodo para encontrarse con la pobreza en su vivienda.
El 18 de octubre del año pasado, huyeron del paraje Pom para refugiarse en las montañas, cuando un grupo de hombres armados de Chenalhó quemó, destruyó y saqueó viviendas para exigir la devolución de tierras.
Las lagrimas fueron inevitables para esta familias de tzotziles, ya que se vieron en la necesidad de rentar dos cuartos de aproximadamente, 3 por 4 metros cuadrados; construido de tabla y lámina, con piso de tierra, uno utilizado como cocina y el otro para dormir; debido a que su casa se ubica a 100 metros de los límites territoriales con Chenalhó, lugar en disputa desde hace más de 40 años.
La lluvia que se registra desde hace dos días en esta localidad, ubicada en la Región Altos de Chiapas; hace que los caminos por las veredas lodosas sean inaccesibles y no puedan salir a buscar que comer..
Don Cristóbal, junto con su familia se sientan al rededor de una fogata para calentar su cuerpo, mientras su esposa Bartolina Girón hace unas tortillas a mano que acompañarán con un poco de frijoles de una pequeña olla.
Los integrantes de esta familia solo hablan tzotzil, y apoyados por un traductor explican que no tendrán que comer en los próximos días o meses; debido a que no pueden ir a trabajar su tierra ya que se ubica muy cerca de la zona de conflicto.
Ahora no pueden ir a sembrar maíz y fríjol que es el alimento base; ni cortar el café para comercializarlo ya que los hombres armados merodean por sus tierras.
Los integrantes de la familia Pérez Girón duermen hacinados en un cuarto de 3 por 4 metros cuadrados, donde habilitaron una cama hecha de tablas y palos para que se acuesten los menores, en tanto que los adultos descansan en el piso de tierra húmedo sobre colchonetas que fueron donadas por la iglesía católica.
En la misma condición de pobreza retorna la familia de don Dionisio Girón, del paraje C’analumtic; con cuatro menores de edad; entre ellos una jóven de 15 años que hace un mes dio a luz a su hijo Gerohuan.
Explica que la humilde vivienda es rentada y que su hijo mayor emigró a la ciudad de San Cristóbal de las Casas a buscar trabajo para mantener a sus esposa e hijo recién nacido ya que no pueden cultivar sus tierras.
Señala que siente miedo de haber retornado ya que sigue escuchando disparos de armas de fuego, además de haber visto en las tierras donde fue asesinado Samuel Luna Girón a hombres de Chenalhó vestidos con ropa parecida a la que utiliza la policía estatal.
Refiere que por las noches regresa con su familia a dormir al campamento de los desplazados por temor a que los maten.
La misma situación de miedo esta viviendo la familia de don Mariano Pérez Gómez del Paraje Pom, quien el pasado 2 de enero retornó a su vivienda, pero los disparos que se escuchan, les ha provocado miedo y tristeza.
«Tenemos miedo, no dormimos en la noche, queremos regresar al campamento por que en mi casa ya no somos felices, nada es como antes, ahora hay miedo y dolor», dice entre llanto doña María Girón
En esta misma comunidad cubierta de una densa neblina y donde la lluvia no ha cesado desde hace 2 días; la misma situación de miedo y terror vive la familia Luna Girón, con dos menores de edad; quienes aseguran que los disparon de armas de fuego continúan.
En la pequeña vivienda por donde ingresa el aire frío en las rendijas de las tablas; los niños de 2 años y 10 meses de nacida; lloran cuando llega un desconocido.
«Tienen miedo por que piensan que es la gente que nos corrió, quedaron muy asustados cuando los hombres armados llegaron y nos diapararon», explica Anita Girón Gómez.
El menor que carga un muñero de Winie Poo no cesa su llanto y pide que salgan de la vivienda.
Al transitar por el paraje Majopenpectic, las huellas de la violencia que dejó el grupo armado se aprecia en la destrucción de viviendas, muebles y enseres domésticos.
Camas, roperos, mesas; así como ropa, documentos personales y aparatos eléctricos yacen en el piso.
Este paraje que se ubica a escasos 100 metros de los límites territoriales con el municipio de Chenalhóaún luce solitario, pues sus moradores decidieron permanecer en los campamentos por temor a ser asesinados por el grupo armado.
Se negaron a retornar a pesar que a un kilómetro aproximadamente se ubica un destacamento de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC) con 15 elementos que no portan armas de fuego.
Policías estatales, explicaron que hay tres destacamentos para resguardar la seguridad, que se ubican en los parajes de Pom, Chémut y C’analumtic.
El pasado 2 de enero del presente año, 3 mil 858 tzotziles decidieron retornar a sus comunidades, pese a no existir garantías de seguridad, mientras que mil 165 se quedaron en los campamentos por que sus viviendas fueron destruidas y quemadas; además de que sus parajes se ubican muy cerca de la zona de conflicto.
Más de 5 mil indígenas huyeron el pasado 18 de octubre a las montañas, luego de que un grupo armado de Chenalhó asesinó a Samuel Luna Girón cuando trabajaba en su parcela; para luego quemar y destruir viviendas por un conflicto de límites territoriales.