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Libros de ayer y hoy
El sismo cambia la ecuación para presidente y jefe de Gobierno
Ni Mancera ni Monreal pueden irse y dejar daños de los sismos
* ¡Bravo!: Moreira propone quitar 50% a partidos para reconstruir
El futuro ya no es igual.
El terremoto del martes 19 de septiembre ha instalado nuevos parámetros.
Primero hablemos de un antecedente:
El domingo Miguel Angel Mancera rindió su quinto informe, recibió loas de todos los partidos con excepción de Morena -nada anormal en el rey del NO, Andrés Manuel López- y se fue a Nueva York a la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Viaje de 24 horas porque el martes quería estar en el homenaje a las víctimas del seísmo de 1985.
El lunes fugas asistencia a la Reunión de Cambio Climático y regreso inmediato a la Ciudad de México.
Camino al aeropuerto un empresario le ofreció su avión.
-Gracias, amigo. Me voy por Interjet. Ya estoy en camino -contestó.
Así estuvo en la Plaza de la Constitución con Enrique Peña y presenció el izamiento de bandera y todo transcurría para un día normal, con agenda propia, cuando de repente la tierra soltó su furia y sus estragos y sus víctimas y el deterioro de una urbe herida por uno y muchos temblores.
Todo cambió por una orden natural.
LA RECONSTRUCCIÓN CONDICIONA A MANCERA
Ahora sí, a los elementos de la ecuación.
I.- ¿Qué hubiese pasado si Miguel Mancera acepta una de sus múltiples invitaciones a cenar en Nueva York y regresarse cómodamente en un vuelo privado al día siguiente?
Hoy estaría sacrificado en la leña verde de la crítica y sus posibilidades políticas canceladas por la irresponsabilidad en un martes tan crítico como crucial.
Ya no sería presidenciable.
II.- Mancera no es dueño de su agenda.
No puede irse de inmediato y dejar a una urbe herida, con llagas en el centro del rostro urbano y en el sur.
Tal vez no le dé para concluir la reconstrucción, porque llevará años, pero tampoco podrá irse a fines de octubre como era su deseo, so pena de ser acusado de irresponsable.
Y III.- circunstancia similar tiene Ricardo Monreal.
Según su dicho, su delegación Cuauhtémoc es la de mayores estragos y por lo tanto deberá encarrilar las reparaciones antes de ir en pos de la Jefatura de Gobierno, seguramente con Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y escoltado por otras siglas.
Sin Mancera y Monreal la contienda por el país y la capitral el año próximo sería pasto de los conocidos buitres en busca del poder desde hace 17 años.
MOREIRA: QUITEN A PARTIDOS Y A RECONSTRUIR
1.- El gobernador coahuilenses Rubén Moreira ha hecho una propuesta: reformar de inmediato las leyes electorales, reducir 50 por ciento las prerrogativas a los partidos y destinar esos fondos -la mitad de 28 mil millones de pesos: 14 mil millones-na la reconstrucción de estados dañados por los sismos.
No 20 por ciento y sin cambiar la norma, como ofre de Andrés Manuel López para luego recibir el rechazo de los órganos electorales y recuperar el dinero de regres… Leer más
[19:54, 20/9/2017] Francisco Garcia Davish: Cinco am, excepto México y Jalisco
USO DE RAZÓN
Solidaridad mata polarización política
Pablo Hiriart
El torrente de solidaridad de los capitalinos salió de sus casas y oficinas y se fue directo a ayudar al otro, sin preguntar quién era ni por cuál partido vota.
Algunos ni siquiera avisaron a sus familiares y se fueron a jalar cuerdas para remover escombros y rescatar a otros capitalinos prensados bajo el cemento.
La sociedad no está tan dividida como la ha querido enfrentar nuestra clase política.
Esto que ha ocurrido desde el martes del terremoto debe ser un llamado a la reflexión y al cambio para los políticos de todos los colores.
En México nos queremos más de lo que nos odiamos.
Hay una sociedad formidable que no compra la machacona propaganda que divide a unos contra otros.
Y también tenemos un buen periodismo cuando trabaja con la mente y el corazón, reflejado en crónicas e imágenes que dieron lustre a nuestra prensa en los días de la catástrofe.
Somos mejores de lo que nos han dicho, o de lo que nosotros mismos creemos.
En estas páginas Enrique Quintana publicó ayer que ante la fractura de la sociedad, generada por la clase política, el sismo va a replantear el prisma de la lucha entre partidos.
No van a cosechar buenos resultados los discursos de odio en un ambiente que rebosa solidaridad. Y que tampoco debemos confundir con conformidad.
Decía el director de El Financiero que los partidos, a la luz de los acontecimientos, tendrán que generar una nueva actitud.
El discurso basado en “los que no están conmigo es porque son de la mafia del poder”, quedó sepultado entre los escombros del terremoto del 19-S.
No se va a poder dividir a mexicanos entre buenos y malos, honestos y mafiosos, por su pensamiento político.
El terremoto demostró que somos mucho más que eso.
Y también debe ser un llamado a los políticos de otros colores para que paren campañas hechizas para probar que sus contendientes son indignos de encabezar un partido.
Tampoco tienen eco en la sociedad las declaraciones de “guerra política” que hace el presidente de un partido contra el bando que dice despreciar.
A entender todos que México quiere otra cosa, no guerras. Es un gran país.
Y también hay que comprender, porque nos lo demostró en estos días, que México es mucho más que asociaciones civiles que se asumen como la voz de toda la nación, por respetables que sean.
Ni un solo saqueo -hasta anoche- a pesar de que se derrumbaron tiendas y del caos imperante, propio de una situación de esta naturaleza.
En los edificios derruidos sobraba gente para ayudar y había que regresarlos a sus casas.
Se pedía que ya no fueran más motos a colaborar porque había demasiadas.
Hubo un aviso para que no se mandaran botellas con agua, porque los centros de acopio estaban saturados del líquido.
En la televisión vimos coberturas de extraordinaria calidad e intensidad.
Hubo crónicas espléndidas en los diarios, con reporteros que forcejearon para llegar al lugar de la tragedia y contar de buena manera lo que vieron.
Esta vez no se dio una lucha entre la sociedad y la autoridad, porque ésta siempre estuvo presente.
Debajo y encima de los escombros late el corazón de un gran país.
Los que apuestan al odio, a la polarización y al encono político para triunfar, debieron tomar nota y cambiar su estrategia: la división no es el camino.