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Choose New Jersey, ventana a productores y empresarios michoacanos en EU
Morelia, Mich., 20 de junio, 2017.- Desde hace más de medio siglo, los mexicanos que el gobierno ha considerado peligrosos y enemigos del sistema, han sido vigilados, asesinados o desparecidos, con métodos menos sofisticados pero el fin ha sido el mismo. Ahora periodistas y activistas han sido espiados a través de teléfonos inteligentes y tecnología de punta, según el diario The New York Times. Incluso se mencionan dos personas diametralmente opuestas, una la reconocida periodista Carmen Aristegui, y el otro, comparsa del gobierno y el PRI, Carlos Loret de Mola. No hay comparación, aunque resulta indignante, como siempre, sentirse vigilado. Se utilizaba la frase: “hay pájaros en el alambre”, aunque siempre ha habido la creencia que teléfonos de casa y celulares de periodistas y luchadores sociales están intervenidos. Solo se mencionaba la palabra Gobernación para referirse a la autoría. A partir de la década de los 60, preparatorias y universidades públicas eran infiltradas por agentes, que estaban al pendiente de que no se gestaran movimientos como los del 68 y 71. En tanto, la prensa era controlada, casi totalmente, desde los diarios, las televisoras y radiodifusoras. Todo esto dejó ser útil desde la aparición de las redes sociales. Sin contar, que las instituciones de educación media-superior y superior fueron prácticamente limpiadas de activistas y doctrinas no gratas para el sistema. En las décadas de los 80 y 90, después del golpe bajo a Excélsior, dos medios de información se volvieron incómodos para los gobiernos, la revista Proceso y el diario La Jornada. Las presiones oficiales han sido a partir de la suspensión de contrato de propaganda, tal y como lo decía José López Portillo, “no pago para que me pegues”. Pero además de que contaba con una policía especializada encabezada por el Negro Durazo, que se encargó de perseguir aquellos que ejercían cierta crítica o encabezaban movimientos sociales. Para el inicio del año 2000 los grupos subversivos estaban prácticamente controlados, después de que se confirmó que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no representaba ningún riesgo. No obstante, con el inicio del nuevo siglo apareció con mayor fuerza la delincuencia organizada, de tal forma que en los últimos 15 años han sido Asesinados o desaparecidos más de 120 periodistas, en todo el país, y tan sólo Michoacán han sido desaparecidas más de 200 personas. Como podemos observar no hay mucho de que escandalizarse, pero si hay periodistas que deben sentirse seguros son quienes colaboran abiertamente con el gobierno. Lo demás es puro teatro. Pero la persecución y el acecho a periodistas críticos del gobierno y la delincuencia, eso es una realidad.