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Indicador político
TODO SE MUEVE Y SALTA LA LIEBRE
Por José Jiménez
Con más, todo se mueve en el mundo político. Izquierdas contra derechas pudiera sintetizarse en lo grueso más en los hechos cada flanco ofrece también una composición en particular, un elemento es componente de un todo y en ese todo hay que ver lo principal y lo particular.
Así tenemos que en la izquierda, o para una parte de la izquierda, que así se presenta, se tiene la reforma política de la Ciudad de México, en donde si avanza significa la hegemonía para una de sus posiciones, colocándose en avanzada y fuerza.
Tenemos a que la Constitución de la Ciudad de México se muestra como la culminación de su reforma política reconfigurando instituciones, derechos, obligaciones y procedimientos. Aunque parezca solo jurídico, el documento más político es precisamente una carta magna, la constitución, y en torno a ella se desgranan las reyertas políticas, para no dejar pasar, evitar su paso o hacerla fracasar por ser elemento de fuerza a un momento posterior en la lucha política.
Al momento son ocho los recursos interpuestos para modificarla como claras reyertas políticas.
Un amparo en representación de Morena que acusa la improcedencia de ocupar dos cargos simultáneamente, al ser diputados y senadores y a la vez diputados constituyentes. Uno más de Morena por la conformación política a designar.
El Partido Nueva Alianza por inconstitucionalidad.
La Comisión Nacional de derechos Humanos de inconstitucionalidad por competencias.
La Procuraduría General de la República por invadir facultades y de la revocación de mandato sin sustento.
El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México por vulnerar la autonomía del Poder Judicial local.
La Presidencia de la Republica por invasión de poderes y de competencias entre leyes de salud en los niveles local y federal.
A las que se anuncia se sumará el Senado de la Republica con una controversia constitucional por invasión de competencias. Así como la del clero católico que ya la califico negativamente.
Y cuando parecía todo terminado, todo se mueve y salta la liebre. A la izquierda que defiende la constitución le es obligado convocar a su defensa, dicho claramente, a la movilización social; a las otras posturas, alinearse moderando su postura reconociendo lo que tenga de avanzada y aprovechando la posibilidad para hacer se plasmen sus posiciones.
Cabe reconocer que hay dos posiciones de izquierda que le reclaman ir más a la izquierda distanciándose del modelo económico, del neoliberalismo, o de las políticas federales de reformas estructurales; una reconocida en la agrupación del Constituyente Democrático Popular y las del partido Morena.
A la derecha le corresponde dar la pelea para buscar se rectifique o en definitiva echar atrás los pretendidos cambios. Este segmento se identifica como la parte oficiosa en donde se incluyen con matices a la posición de no cambios tan profundos, conservadora que reconoce la necesidad de cambios pero manteniendo la situación y los privilegios. Aquí se incluyen a la parte oficial federal con una constelación de partidos, a la derecha en amplitud y al clero católico que ya expreso su postura.
Sumado a una crisis interna al disputar representatividad política, en uno de los flancos de la izquierda se ve esto efectivamente como un ataque a uno de los presidenciables, lo que requiere dejar la frivolidad, la simulación y el triunfalismo simple, aplicándose en verdad a mostrar con verdadera posición de izquierda con una agenda propia, consolidar una fuerza social real más allá de un oportunista clientelismo de momento y colocar la reforma política como el resultado de la lucha política democrática popular.