
La obsesión de criminalizar
2017, año del gallo de fuego y los quemados
Si creíamos haberlo visto todo este año que está terminando, marcado por la incertidumbre, 2017 nos tiene reservadas muchas sorpresas.
En el PRI, por ejemplo, politólogos serios, analistas de altos vuelos, expertos en opinión pública y redes sociales, hasta los encuestadores venidos a menos de tanto equivocarse, no tienen dudas de que Miguel Ángel Osorio Chong es hoy el tirador más fuerte en la presidencial de 2018, escenario posible y probable en el que el único contrapeso –aunque aún está por verse- es José Antonio Meade.
Pero hay quien asegura que entre los neopriistas, se escuchan voces que aseguran que una mañana you know who podría despertarse de ánimo diferente y nomás por ganas de jorobar, alborote al gallinero. Lo que quieren decir esas voces es que están preparando a Enrique Ochoa, aunque usted no lo crea. Tampoco lo creen los expertos en puntos del equipo de Aquiles Baeza, pero cuando el río suena es que haya muchos gijarros.
Pero en estos tiempos en que la política está muy lejos de apegarse a las consejas de lo que pensaba Maquiavelo, y más lejos incluso de las enseñanzas de Sun Tzu en El arte de la guerra, seguimos estacionados en un modelo político en el que como dice un clásico, las alianzas de los partidos sirven para ganar elecciones pero no para gobernar.
En fin, la antesala de la sucesión presidencial tendrá como coincidencia la entrada del año nuevo chino, que esta vez está marcado por el símbolo del Gallo de fuego, y que en la versión mexicana podría ser el año del gallo rojo o del gallito colorado. Pero hay gallos que no se librarán de salir quemados.
La competencia en el PAN no sólo es entre gallitos. Margarita Zavala es la excepción, pero aunque hay quienes la ven con aspiraciones auténticas, su problema se llama Felipe Calderón y lo que significa.
Y para los panistas los problemas no terminan ahí porque siguen enredados en una disputa interna por el control del partido. Y aunque en algunos días podríamos ver juntos a Margarita, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya posando juntos para la foto de la unidad, no se ve como los grupos de interés que representan van a dirimir sus diferencias. Los panistas ya se vieron reinstalados en Los Pinos. Pero no son los únicos.
Andrés Manuel López Obrador está otra vez en los cuernos de la luna. Su manejo personal sigue siendo muy mediático y está listo para presentar su plataforma presidencial en un libro que lleva como título: “2018, la salida. Decadencia y renacimiento de México”. Es algo así como la República del amor y la esperanza, remaxterizada.
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