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En mal momento el asunto de El Mayo
Nezahualcóyotl, 14 de diciembre, 2016.- Muy de mañana, en los pueblos tlaxcaltecas cercanos al volcán de la Malintzi, la vida cotidiana inicia. La montaña proporciona, además de madera, agua, fauna silvestre y forrajes, espacio para la recreación. Quienes en el bosque -durante la temporada de hongos- se dedican a la recolección de diversas especies de hongos comestibles, se preparan para llegar a las faldas de la montaña.
Mujeres en su mayoría, se expresan en lengua náhuatl. Además de preparar los alimentos, desde temprana hora adelantan quehaceres en el hogar y dejan listos a los niños para que asistan a la escuela del pueblo.
Para las seis de la mañana podemos ver a las recolectoras de hongos a la orilla de la carretera, aguardando en paso del transporte público, al que llaman vitrina. Lo abordan y se dirigen a las faldas de la Malintzi, rumbo a los bosques más altos, donde se dan las condiciones climáticas suficientes para que los hongos proliferen.
Los bosques proporcionan hongos silvestres comestibles que representan una riqueza no explotada en toda su capacidad, pues estudios realizados demuestran que por cada hectárea en temporada de lluvias, se puede obtener una producción que va de los 670 a los mil 800 kilogramos.
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