
En la negación
CDMX, 26 de octubre, 2016.- La calificadora Fitch Ratings prevé que Pemex enfrente en el mediano plazo una insolvencia derivada de una carga fiscal elevada. De acuerdo con las conclusiones presentadas en su estudio “Petróleos Mexicanos (Pemex) Sensitivity Analysis”, lo que ocurrirá en el futuro de la empresa es que deberá endeudarse aún más conforme se incremente la presión del gobierno federal para recaudar más impuestos. Este aviso es el último que se ha hecho sobre la petrolera. En marzo pasado, Fitch opinó que Pemex tenía “indicadores de flujo de efectivo débiles debido a los montos elevados transferidos al gobierno mexicano por derechos e impuestos”.
Según la reforma energética de 2013, se buscaba reforzar a Pemex para que se pudiera modernizar y dar mejores resultados. El resultado ha sido inverso a este objetivo, pues al paso de tres años Pemex es una compañía en declive. La empresa muestra un atraso tecnológico, ausencia de recursos humanos calificados, y serias dificultades para instrumentar su autonomía de gestión y neutralizar la influencia de grupos de poder. A estas debilidades, se suma una crisis financiera -que según Fitch Ratings- pone a Pemex al borde de la insolvencia.
La sangría enfrentada por efecto del régimen fiscal aplicado a la ahora llamada “empresa productiva”, fue consecuencia de la política de apropiación de la renta petrolera por parte del Estado mexicano, que optó por ser dependiente de los ingresos petroleros, en lugar de mejorar la eficiencia recaudatoria y racionalizar el gasto público. Ello llevó a la descapitalización de Pemex desde los años 80 del siglo pasado, pese a que la empresa ha generado importantes flujos de efectivo. No debemos de olvidar que el modelo de financiamiento implementado ha estado íntimamente ligado al desempeño de las finanzas públicas y de la economía nacional.
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