Indicador político/Carlos Ramírez
· Pelea de gobernadores por un presupuesto envenenado
· Los priístas se disciplinan, la oposición llevará la tajada
· El campo es un barril sin fondo y con dinero sin control
El presupuesto es una manzana envenenada.
Todos la quieren, pero no saben cómo llegar a ella.
Los primeros en hacer el desorden fueron los panistas, como anunciamos aquí el 19 de septiembre con la primicia Rebelión de gobernadores contra Ricardo Anaya.
El dirigente panista trajo a sus mandatarios, en funciones y electos, con promesas de intervenir para darles suficiente dinero para 2017 y al final ellos se desesperaron.
Decidieron gestionar directamente sus recursos ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Cámara de Diputados, única autorizada para determinar el presupuesto.
El dato fue confirmado el lunes 26 por el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien habló de la complejidad de hacerse de estas partidas y abundó, según el boletín de prensa respectivo:
“Ante este panorama, en entrevista dio a conocer que serán los gobernadores quienes negocien directamente con los diputados y senadores sus presupuestos para el próximo año”.
Con José Antonio Meade pueden hacerlo, porque Luis Videgaray siempre los rechazó y se negó a revisar sus proyectos y, obvio, a atender sus reclamos.
PANISTAS Y PERREDISTAS SON MANO
Por donde se vea, la rebatiña es el fracaso evidente de la política del actual gobierno.
Al comenzar el sexenio de Enrique Peña Nieto se instruyó a los gobernadores para no acudir directamente porque la todopoderosa Hacienda de Luis Videgaray haría las gestiones.
Hoy, para el quinto año de un gobierno en caída libre, no hay reglas.
Los panistas y perredistas acuden por su cuenta, respaldados por sus diputados y senadores, a promover proyectos y a gestionar los recursos necesarios.
No es el mismo caso de los priístas.
Ellos, sumisos como es su estilo cuando tienen presidente en Los Pinos, dejan las cosas prácticamente a la inercia y dependerá de la generosidad de los coordinadores, César Camacho en la Cámara y Emilio Gamboa en el Senado.
Pésima manera de proceder porque de esa forma no tendrán dinero suficiente y su popularidad seguirá lanzada al desfiladero rumbo a las elecciones de 2017 y 2018.
Va un pronóstico: ellos cargarán con las peores cifras del recorte de casi 240 mil millones de pesos para el presupuesto federal del año próximo.
Porque, es menester destacar, los estados dependen –del 85 al 97 por ciento- de las participaciones federales y a su vez los municipios viven de la generosidad de los gobiernos estatales.
CAMPO: BARRIL SIN FONDO NI CONTROL
En la discusión del presupuesto está el campo, base angular de la demagogia.
Los partidos de izquierda se desgarran las vestiduras porque no se contemplan las mismas partidas de años anteriores.
Para ellos va esta declaración del presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Benjamín Grayeb:
-No hay seguimiento de las partidas. El dinero sale de las arcas pero no se corrobora su destino. Bastaría con preguntar a los campesinos, a los productores rurales, si lo recibieron.
Lo dijo en el Foro Mundial Agroalimentario y con el gobernador Rafael Moreno Valle como testigo.
-¿Qué gobernadores se quedan con o desvían esos recursos? –le pregunto.
-No vayas muy lejos. Ve quiénes andan en problemas y confirmarás todo lo que te digo. De los tres mencionados, ninguno entregó ni un centavo al campo.
-Javier Duarte en Veracruz, Roberto Borge en Quintana Roo…
-No le des vueltas. Mejor quédate con la advertencia: el problema es vigilar los recursos, no tanto aumentar el presupuesto. O sí aumentarlo, pero vigilar su destino.
¿Nada más en el campo hay esa anarquía?
¿Tomarán nota los diputados?
Respuestas:
1.- El problema es general, por programas, por secretarías de Estado, por organismos descentralizados, por empresas productivas de Estado….
Y 2.- a los diputados les vale: no vigilan ni siquiera sus propios y desaforados gastos.