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Indicador pólítico
TRIZIA: Es bien sabido (porque es de todos conocido) que los cárteles delictivos se consolidan y crecen, según sea la protección que les otorgue un gobierno por incapacidad, negligencia, omisión, oculta complicidad o a través de servidores públicos –funcionarios, policías, etcétera- corruptos.
Forbes, la revista, comentó en una edición reciente: “Todo México es territorio del narco….es una realidad que no puede negarse y que la misma Procuraduría General de la República confirma. No hay un solo estado donde no se encuentre asentada una organización criminal, y en cerca de una tercera parte del total se libran luchas encarnizadas por el control de dichas plazas entre dos o más cárteles de la droga. Su dominio es tal que corrompen las instituciones que supuestamente las combaten… “
Los grupos del crimen organizado que se disputan los territorios en México, son (por orden alfabético): Cártel de los Beltrán Leyva, Caballeros Templarios, Cártel de Colima, Cártel del Milenio, Cártel de Guadalajara, Cártel del Golfo, Cártel Independiente de Acapulco, La Familia Michoacana, Guerreros Unidos, Cártel de Juárez, Cártel de Jalisco Nueva Generación, Los Negros, Cártel de Sinaloa, Cártel de Tijuana, Los Zetas.
La región del país con mayor número de cárteles operando y en disputa es Guerrero, por eso Guerrero sea el estado menos pacífico del país, con un indicador de 3.66 (donde 1 es el más pacífico y 5 el de menor paz).
De acuerdo con informaciones de la PGR, la organización que más células delictivas tiene es el cártel del Golfo, con 12 grupos criminales, principalmente en Tamaulipas: Metros (Reynosa), Rojos (Matamoros), Grupo Lacoste, Grupo Dragones (Tampico), Grupo Bravo (Aldama), Grupo Pumas (El Mante), Grupo de Apoyo Ceros o M3 (Reynosa), Los Fresitas, Los Sierra, Los Pantera y Los Ciclones (que operan en partes no identificadas de Tamaulipas), así como Los Pelones, que la PGR ubica como punto de operación en Cancún, Quintana Roo.
Los cárteles y sus respectivas células se disputan con otras organizaciones el comercio y trasiego de la droga; son violentos y tienen sicarios para ejecutar a los adversarios. Infunden temor entre la población a través de secuestros y ejecuciones, narcomantas con avisos y advertencias, bloqueos carreteros y ataques a patrullas del Ejército, como estrategia para llevar a cabo sus operaciones abiertamente; además, extorsionan ayuntamientos so pretexto de otorgarles seguridad, corrompen autoridades y policías y hasta financian campañas electorales de candidatos afines a ellos.
El negocio es la droga. Su modus operandi es toma y daca, y la tinta de su sello es la sangre. Los cárteles saben que la muerte es su compañera; en las disputas entre ellos y con la policía ella se aparece inevitablemente.
A ÚLTIMAS FECHAS HA SURGIDO UN CÁRTEL MÁS, al que no se puede ubicar jurídicamente como criminal, más que como adjetivo a sus acciones que atemorizan a la sociedad, perjudican la economía de ciudades y pueblos pequeños, obstruyen el libre tránsito de las personas y mercancías a través de bloqueos en carreteras y entradas y salidas de las poblaciones que están dentro de sus “territorios”, “bloquea” plazas comerciales, hace que quiebren negocios y se da el lujo de tomar y quemar oficinas gubernamentales con todo y archivos y mobiliario ante la indiferente autoridad. Se sabe impune, porque el Estado, al que chantajean con desestabilizarlo, es su rehén.
No mata ni usa sicarios, aunque su estrategia es la provocación. Se enfrenta a las fuerzas policiales con gritos y palos, esperando a que la respuesta sea con balas para tener banderas y lograr patente de corso, a fin de seguir desquiciando las actividades cotidianas de la sociedad. Sus miembros y líderes están plenamente identificados y andan libremente en las calles.
El cártel impone condiciones. Apela al derecho, pero mancilla el de la ciudadanía. A diferencia de la lucha contra los cárteles de la droga, que es a muerte, el Estado se sienta con los cabecillas del cártel nuevo para “negociar”.
A pesar de que sus agremiados no devengan con trabajo el sueldo, porque están en paro, demandan –y logran- el pago de “salarios caídos” o atrasados, más el cumplimiento de todas sus prestaciones. Sus líderes, cuando son detenidos, permanecen en la cárcel sólo temporalmente.
Aparentemente está apoyado por células de la guerrilla y eso atemoriza más al gobierno. El ERPI y el EZLN se han solidarizado con el cártel; en Guerrero tiene como aliados a células violentas que toman la autopista del Sol especialmente en días de afluencia turística, dándose el caso que sus elementos cobran el derecho de peaje a automovilistas y al transporte de pasajeros. Y lo mismo ocurre en las autopistas de Tuxtla a San Cristóbal de las Casas y a Oaxaca.
Cierra escuelas y dice “no hay clases” y a ver quién se lo impide.
Cierra los accesos a los aeropuertos, sin importarle que los viajeros tengan que caminar cargando sus maletas largos tramos de carretera para tomar al otro lado de los retenes el transporte que los lleve a su destino.
Acampan en plazas públicas por el tiempo que quieren. Hacen marchas el día y hora que se les antoja y desquician la movilidad de las personas. A sus marchas vienen a sumarse cientos de agremiados de muy distintas partes del país en autobuses de lujo que paga quién sabe quién. O sea, ¿quién cubre todos los gastos?
Se sabe impune y abusa. El reclamo de los empresarios al Presidente, exigiéndole a éste hacer uso de su autoridad para parar los desmanes, les provocó risa. A ese grado llega su impunidad. Es más, un juez ordenó a petición legal de un ciudadano, bloquear con la policía las inmediaciones de la secretaría de Gobernación, y un Juzgado federal ordenó al Gobierno de la Ciudad de México desalojar el bloqueo desalojar a la policía.
Como se dice vulgarmente, tienen al gobierno agarrado de donde más duele a los hombres: los genitales, por no decir “gûevos”.
¿Cuál será la siguiente estrategia?
Conocen bien a los padres de familia y a los niños. Sabe quién es quién en las comunidades. Sabe muy bien sus movimientos.
Si cobra el peaje en las autopistas, puede cobrar otras acciones…
Los cárteles del crimen organizado son peligrosos, pero éste resulta más porque sabe que el Estado le teme y la sociedad también tampoco actúa.