Exige Unesco investigación exhaustiva por crimen de periodista en Uruapan
SAN CRISTÒBAL DE LAS CASAS, Chiapas., a 19 de mayo del 2016.- El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, rechazó la posible legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo ya que un verdadero matrimonio sólo se puede dar entre un hombre y una mujer que se aman y que están abiertos a la generación de nuevas vidas.
En su mensaje semanal, señaló que si alguien es feliz con una relación homosexual, allá su propia decisión, pero que no le llamen “matrimonio”, por favor, pues la misma palabra tiene en su raíz la maternidad, y un hombre no fecunda a otro hombre, ni una mujer a otra.
Relató “el Presidente de la República acaba de enviar al Congreso dos iniciativas de ley, para permitir que las uniones maritales entre personas del mismo sexo sean reconocidas como “matrimonios igualitarios, sin discriminación por motivos de origen étnico, de discapacidades, de condición social, de condiciones de salud, de religión, de género o preferencias sexuales.
Este anuncio señala el prelado lo hizo el presidente en el Día Nacional de Lucha contra la Homofobia, en la residencia oficial de Los Pinos, ante organizaciones que enarbolan la agenda lésbico, gay, bisexual, trans e intersexual (LGBTI), que felices le aplaudieron, como una conquista de sus luchas. 2357-59
Nuestra Iglesia siempre ha expresado, no sólo para los creyentes, sino para toda la humanidad, independientemente de su religión y de su cultura, que un verdadero matrimonio sólo se puede dar entre un hombre y una mujer que se aman y que están abiertos a la generación de nuevas vidas. Esta convicción está afianzada en nuestra fe, pero tiene un fundamento en la misma naturaleza humana, pues, aun biológicamente, una relación genital, sexual, que sea verdaderamente humana, no animal, adquiere su pleno sentido sólo estando una mujer frente a un hombre.
Otra cosa es la amistad, el cariño, la ayuda mutua, la complementariedad, que son posibles y convenientes entre personas del mismo sexo.
«Sin embargo, nuestra misma fe nos invita a ser respetuosos con quienes piensan y actúan en forma diferente, pues Dios respeta la libertad que él mismo nos dio, aunque la usemos para equivocarnos.
“Dios nos hizo libres y cada quien puede hacer lo que quiera con su libertad, aunque se perjudique. Si alguien es feliz con una relación homosexual, allá su propia decisión, pero que no le llamen “matrimonio”, por favor, pues la misma palabra tiene en su raíz la maternidad, y un hombre no fecunda a otro hombre, ni una mujer a otra. Esto no es homofobia; es una simple verdad de la naturaleza humana de todos los tiempos y de todas las culturas.
Nada pues, de homofobia! Mucho respeto a quienes tienen una orientación sexual diferente, sea por opción y gusto personal, sea por consecuencias de su infancia familiar, o por modas del ambiente. Pero no podemos dejar de anunciar lo que es propio de nuestra fe, ni dejar de denunciar lo que perjudica a las personas y a la sociedad».
—000—