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CIUDAD DE MÉXICO, 04 de marzo de 2016.- El uso sustentable de la biodiversidad es una alternativa real para la conservación de las especies y su hábitat y para la generación de beneficios a las comunidades locales. Tras el éxito en la recuperación de las poblaciones del cocodrilo de pantano en México, los expertos se plantean un nuevo reto: involucrar a las comunidades locales en la conservación de su hábitat, en el manejo de la especie y en el reparto de beneficios derivados de su comercio. Para ello, representantes de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) de México y la Responsible Ecosystems Sourcing Platform (RESP) basada en Suiza, colaboran en un proyecto innovador.
Durante un evento realizado este 4 de marzo en la Ciudad de México en el que participaron autoridades del gobierno federal, representantes de diversas comunidades y productores y comercializadores de cocodrilos, el Dr. José Sarukhán Kermez, Coordinador Nacional de la CONABIO y Eduardo Escobedo, Director Ejecutivo de la RESP, firmaron un convenio marco de colaboración para desarrollar el “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”. El proyecto es coordinado por la CONABIO en colaboración con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).
El objetivo del convenio es establecer un sistema de producción de pieles de cocodrilo de pantano de alta calidad, basado en la conservación de las poblaciones del reptil y de su hábitat. El plan considera la instalación de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre en vida libre (UMAs en vida libre) manejadas por las comunidades locales, respaldadas por actividades de monitoreo y estableciendo cuotas científicamente sustentables de aprovechamiento. En lugar de promover la cacería del cocodrilo de pantano, el proyecto promueve la extracción de una cantidad determinada de huevos del medio silvestre para llevarlos a incubadoras, pasando así de un 90% de mortandad natural en los huevos de cocodrilo de pantano, hasta un 95% de supervivencia.
Mediante este sistema, las UMAs de las comunidades venden su producción a las granjas establecidas (UMA intensivas o criaderos) para la obtención de pieles de exportación de alta calidad. La labor se realiza en colaboración con empresas de la moda y con el respaldo de un sistema novedoso de trazabilidad que utiliza tecnología de punta permitiendo mediante “biometría digital” identificar cada piel, su legal procedencia y origen sustentable. Lo anterior, desde la extracción del huevo de cocodrilo en el medio silvestre, hasta el producto de piel (acabado) para el consumidor.
El proyecto piloto es una iniciativa que promueve un reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del comercio y la participación de todos los actores involucrados en la cadena productiva. En particular, el programa fomenta que las comunidades locales, responsables de las UMAs en vida libre donde habitan los cocodrilos, se involucren activamente y conozcan a detalle el proyecto otorgando su consentimiento para realizarlo. Asimismo, se busca que las comunidades y las granjas, y éstas a su vez con las empresas de la moda, establezcan términos de colaboración mutuamente acordados.
El cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) es una de las tres especies de crocodilianos que habitan en México junto con el cocodrilo de río (Crocodylus acutus) y el caimán (Caiman crocodilus). El también llamado cocodrilo de Morelet, se distribuye en la costa del Golfo de México desde Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, habitando principalmente zonas de manglar, ríos y pantanos.
La especie se encuentra listada en las categorías de menor riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2010 como “Sujeta a protección especial”. En la Lista Roja de la UICN se ubica como de “Menor preocupación”. La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) la ubica en su Apéndice II, por lo que su comercio internacional es legal y está regulado. Asimismo, el “Programa de Monitoreo del Cocodrilo de Pantano en México” -coordinado y financiado también por la CONABIO desde 2011 con el apoyo de expertos nacionales e internacionales- indica que afortunadamente para el periodo 2011-2015 las poblaciones mexicanas de este reptil se encuentran en buen estado de conservación y con potencial para su uso sustentable.
Actualmente, el comercio internacional de pieles de cocodrilo de pantano procedentes de México, es cercano a las 1500 pieles al año y proviene únicamente de criaderos que contribuyen de manera limitada a la conservación de la especie y su hábitat. En tanto, el mercado global se estima en 1.5 millones de pieles al año y en él destaca el uso de especies como el aligator de Estados Unidos (Alligator mississippiensis), el cocodrilo de agua salada de Australia (Crocodylus porosus) y el caimán yacaré de Argentina (Caiman yacare), que generan ganancias de millones de dólares anuales.
Se espera que los resultados del “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”, puedan ser replicados posteriormente en toda el área de distribución del cocodrilo de pantano a nivel nacional, a largo plazo y con miras a utilizarse en proyectos similares con otras especies mexicanas.