
Suman Ejército Mexicano y Guardia Nacional labores en incendio de Apodaca
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de marzo de 2016.- La noche del 26 de septiembre de 2014, cuando los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa fueron agredidos por policías municipales aliados con miembros del grupo criminal Guerreros Unidos, tan solo un militar estaba en el puesto de control para observar parte de lo que sucedía desde las cámaras de seguridad. El sargento asignado al Centro de Comando de Iguala, un sistema de coordinación de seguridad donde hay presencia de la policía municipal, estatal, federal y de la Defensa Nacional, era el único encargado aquella noche de monitorear las cuatro cámaras de videovigilancia ubicadas en diversos puntos de la ciudad.
El integrante del Ejército dijo en su declaración ministerial, obtenida por este medio vía ley de transparencia, que desde semanas atrás los miembros de las otras corporaciones no acudían a realizar las labores de monitoreo de las cámaras. “El 26 de septiembre únicamente me encontraba yo monitoreando las cámaras de seguridad”, mencionó en el testimonio hecho el 26 de agosto de 2015 ante la fiscalía mexicana.
El centro de comando operaba de dos formas: en un área los agentes de los tres niveles de gobierno acompañados de un miembro del Ejército observaban lo que ocurría en la ciudad a través de las cámaras de seguridad instaladas en diversos puntos. Esa noche sólo funcionaban cuatro de las 25 cámaras colocadas en la ciudad. En un área contigua, pero en las mismas instalaciones, otros policías y militares se encargan de recibir los reportes telefónicos.
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