Opinión/José Luis Camacho Acevedo
A Joaquín Guzmán Loera no le bastaban novelas y narco corridos.
El ascenso desde la miseria infantil en Badiraguato a la glamurosa lista de los más ricos, famosos y poderosos del mundo, es demasiado para dejar que la leyenda termine en un cuento elaborado por sicarios y enemigos.
El Chapo decidió contar él mismo lo blanco de su negro historial.
Tras varios intentos fallidos y después del gran escape increíble del Altiplano recurrió a Hollywood, seguramente inspirado en Pablo Escobar Gaviria, el narco más famoso antes de El Chapo. Él también aspiraba a tener su serie en Netflix, Discovery Channel o Nat Bio. Como Pablo Escobar, El Chapo también es un Patrón del Mal, un Señor de los Cielos, líder de otro Cártel de los Sapos …y quien mejor para contar su historia que La Reina del Sur.
El Chapo encontró en Kate del Castillo a la cómplice perfecta. La actriz mexicana había mostrado admiración por el capo cuando publicó una carta en la cual El Chapo (entonces prófugo) se convertía en redentor cuyo imperio del mal podría transformarse en ámbito de verdad y justicia.
Kate escribió el 11 de enero de 2012, precisamente hoy hace cinco años: “…creo más en el Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas, quienes esconden la cura para el cáncer, el sida, etc. para su propio beneficio y riqueza. (…) Sr. Chapo, ¿no estaría padre que empezara a traficar con el bien?
Desde ese momento El Chapo supo que Kate del Castillo sería la llave para lograr el objetivo para inmortalizar su leyenda. A través de ella llegó al actor Sean Penn –dos veces ganador del Oscar– y acaricio el sueño de convertirse en personaje de película admirado por todo mundo. Concedió al actor y la actriz una entrevista de siete horas y respondió preguntas mediante videos y mensajes.
Sus contactos con el mundo de la farándula hollywoodense terminaron por delatarlo y acelerar su persecución y recaptura, presumen altos oficiales del gobierno.
El mayor traficante de heroína, cocaína, metanfetaminas y marihuana del mundo, dueño de aviones, barcos y submarinos (como él mismo se definió ante Sean Penn), es entre muchas cosas un sujeto emocional. Los vaivenes de su carácter complejo lo llevaron de la violencia criminal al amor paternal y a la necesidad de satisfacer un ego desbocado.
Otra vez, al El Chapo lo perdieron sus pasiones.
EL MONJE FILOSO: ¿La entrevista de Sean Penn (en Rolling Stone) –lograda por mediación de Kate del Castillo– pretende la humanización del delito?