Opinión/José Luis Camacho Acevedo
¿Secuestros a la baja?
La Comisionada Nacional Antisecuestros, Patricia Bugarín, presumió que de enero a octubre han disminuido las denuncias de secuestro en 30 por ciento; se tienen contabilizadas 855 averiguaciones previas, 355 menos que en idéntico período de 2014.
Son datos duros, aunque no precisamente para motivar optimismo. El verdadero problema detrás de los secuestros sigue sin resolverse.
Isabel Miranda de Wallace, María Elena Morera y Alejandro Martí, tres de los activistas más visibles del país, ponen el dedo en la llaga…
Miranda de Wallace, Presidenta de la Organización Alto al Secuestro reitera lo que ha dicho hasta el cansancio. Muchos de los secuestradores detenidos son puestos a buen resguardo, pero solo para garantizarles su propia tranquilidad. Los jefes criminales ocupan las cárceles como cuarteles para dirigir bandas dedicadas al plagio y la extorsión en una red que opera gracias a la complicidad de directivos penitenciarios y jefes policiacos, principalmente en el DF y el Estado de México.
María Elena Morera, de Causa en Común, insiste en denunciar la simulación en aquellas entidades más afectadas por la delincuencia. Ayer relató dos historias surrealistas; dijo que en Coahuila, por arte de magia, se perdió una flotilla de patrullas que el Gobernador había entregado a la Unidad Antisecuestros; en Ciudad Nezahualcóyotl, las oficinas similares solo tienen computadoras cuando son objeto de supervisiones y los empleados deben pagar la gasolina y la papelería para realizar su trabajo.
El drama se repite en Guerrero, Tamaulipas, Michoacán y el DF, estados que concentran el 80 por ciento de los secuestros y que según Alejandro Martí, de la Organización S.O.S, sufren de autoridades nefastas que simplemente no han asumido su responsabilidad.
En resumidas cuentas, La Secretaría de Gobernación puede presumir resultados y las cifras lo avalan, pero en varios estados de la República Mexicana sigue habiendo un gran hoyo negro. No es precisamente un asunto de recursos sino de incapacidad, o peor aún, de negligencia, corrupción y simulación absolutas.
Cuando la solución del problema sólo está en la buena voluntad ensombrecida por la impunidad, poco podemos esperar.
EL MONJE LOCO: López Obrador saca del clóset la túnica de mártir. Dice que la iniciativa de ley Beltrones pretende impedirle hacerse publicidad para quitarlo de los medios; que es una versión recargada de aquel desafuero ejecutado por Vicente Fox; que no pasará y que el miedo de Beltrones y la “mafia del poder” no anda en burro.
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