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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, 7 de agosto de 2015.- De cientos a miles de hectáreas de bosque se pierden anualmente, por el uso de los árboles para la leña y carbón, lo que coloca al estado en focos rojos al igual como ocurre en la selva lacandona y los Chimalapas.
Nelson Rendón Carmona, académico de la carrera de Desarrollo Sustentable de la Universidad Intercultural de Chiapas, Unich, explicó que el problema es que se están extrayendo los recursos maderables del bosque pero no se está devolviendo a la naturaleza esta extracción, de ahí que tengamos una alarmante perdida de la biodiversidad.
En esta región alteña de Chiapas, están amenazadas por el uso comercial de la leña y el carbón, los árboles de ocote, robles, romerillos, encinos y pino.
El catedrático explicó que en décadas pasadas estos árboles endémicos se encontraban en los sitios de las casas, en los espacios que tenían en la parte de atrás las casonas antiguas del valle de Jovel, hoy San Cristóbal de las Casas.
“Existe un consume pero no se está devolviendo a la naturaleza lo que se está extrayendo, cuando se empieza a exportar el carbón a otros lugares lejanos ya la demanda es más fuerte y se vuelve un problema ecológico el extraer ciertas especies como el roble”, aseveró.
Anotó que si bien la leña se ha usado por siglos, es una fuente de energía de los pueblos ancestrales, pero el problema es que cuando va ocurriendo una transculturización, también una incidencia de mercado más distante es cuando se empieza a exportar el carbón a otros lugares lejanos.
Rendón Carmona dijo que “ha habido mucha deforestación por el uso de la leña y el carbón y no existe ninguna recuperación de esta biomasa, porque no se piensa en su restitución, en volver a sembrar”.
En entrevista mencionó que hay especies que son más sensibles que otras, como el romerillo que tiene una tasa de germinación muy baja, por lo que de 100 semillas sembradas germinan apenas unas siete o menos semillas, con lo que se incrementa el riesgo de su pérdida.
Agregó que se están haciendo experimentos de germinación de semillas para recuperar el bosque en esta zona y para quienes quieran tener algún arbolito como el romerillo que es tan atractivo por su olor, por su fisonomía, el romerillo es atractivo para muchas personas”.
Por último, expresó que algunos árboles alcanzan la madurez alrededor de los 20 años cuando ya empiezan a dar frutos, pero hay árboles que viven más que el ser humano, viven más de 70 años.