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Libros de ayer y hoy
La solución emergente resultó un paliativo pero no por eso deja de ser malo por no decir pésimo… y sin duda el más caro del DF, en costo –el triple de lo que el usuario pagaría por un servicio ordinario de la RTP– y en tiempo: 15.5 kilómetros en 64 minutos desde Tláhuac hasta Atlalico, sumando retrasos por embotellamientos vehiculares y las inevitables “paradas” –sin albur–.
Todo un calvario… y a las horas pico –tampoco es albur– la cosa se pone peor.
Total, lo barato cuesta caro… muy caro, en todo sentido.
Por cierto, mañana miércoles, podría anunciarse la fecha de reapertura de la L-12, inservible parcialmente desde hace tres meses… y contando. Se llevarán a cabo pruebas de rodamiento que permitirán la habilitación del tramo que abarca las curvas 11 y 12 –unos 700 metros– en donde existe el problema más acentuado, para lo cual se colocarán cámaras que permitirán la observación minuciosa… ¿como si la línea fuera a ponerse en operación por primera vez?
Después de esas mediciones y simulaciones «vamos a decidir cuales son las dos mejores soluciones, y el resultado de la mejor de ambas es la que se va a utilizar como modelo», nos dijo el secretario de Obras del GDF, Alfredo Hernández.
La puesta en marcha de la Línea 12 del Metro se dará una vez que se tengan los elementos de seguridad necesarios, confirmó Miguel Ángel Mancera. «El tiempo de la línea, reitero, no siempre empata con los tiempos políticos”.
Barril 2. La imaginación de los burócratas para gastar el dinero ajeno no tiene límites. Otro de sus manantiales es la renta de oficinas. Edificios enteros, pisos completos, cómo sea con tal de alojar despachos para fines no siempre claros o necesarios, como es el caso recientemente descubierto de la empresa “Calidad de Vida” filial del GDF, que gasta 9 mil pesos diarios en el alquiler de un “elefantito” blanco. Y ya si usted pregunta la utilidad de ese otro negocio, nos metemos en profundidades abisales, oscuras e incomprensibles. Nadie lo sabe.
Cuando ya se han despilfarrado millones y más millones, entonces se acude al expediente del ahorro: construir un edificio para no seguir gastando en rentas mensuales o anuales. Y entonces el negocio estará en la construcción de las nuevas instalaciones… y así hasta el infinito. ¿Y la calidad de los servicios públicos, “apá”?
De eso, nadie sabe… ni quiere saber, “mijo”.