Opinión/José Luis Camacho Acevedo
Atrás de la guerra pública entre Gustavo Madero y Ernesto Cordero hay otra división.
Se trata de los cuadros históricos del Partido Acción Nacional (PAN).
El mayor de los vivientes es sin duda Luis Héctor Alvarez, candidato a gobernador de Chihuahua en 1956 y a la Presidencia de la República en 1958.
A él se debe el inicio de la reconstrucción panista, pues como presidente nacional condujo la postulación y la campaña de Manuel de Jesús Clouthier y fue reelecto para un segundo período de tres años en 1990.
A su influjo comenzaron las conquistas azules.
Primero encumbró a los primeros gobernadores panistas –Ernesto Ruffo en Baja California, Francisco Barrio en Chihuahua-, y fue también el autor de las concertacesiones con Carlos Salinas de Gortari, a cuyo gobierno dio legitimidad cuando la izquierda reclamaba el triunfo de 1988.
Fueron tiempos de bonanza.
El mérito es mayúsculo pero, ¿dónde está hoy Luis Héctor Alvarez?
Aunque padrino de bodas de Felipe Calderón, tuvo una participación mínima en su administración y ahora se ha negado a ser promotor activo de la candidatura de Ernesto Cordero para la presidencia del PAN.
Tal vez su voto sea para él, mas no apoyo público e incondicional.
LOS PANISTAS DE PEDIGRI VEN GANADOR A MADERO
Diego Fernández de Cevallos también se ha negado a hacer proselitismo por alguno de los bandos.
Algo en público pero profundamente en privado, El Jefe critica al panismo actual porque no sobrevivió a las tentaciones del poder y del dinero, a la conquista de los cargos públicos y a las corrupciones desde el erario.
Lo mismo puede decirse del duranguense Rodolfo Elizondo, autor de la primera alianza de Acción Nacional con la izquierda en 1992, ya convertida en Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Elizondo ni siquiera ratificó su militancia en el nuevo empadronamiento.
-¿Va a votar? –le pregunto.
-No. Ni puedo ni tengo ganas: no estoy formalmente afiliado al PAN. Decidí no ratificar militancia. ¿Para qué? El partido es para hacer política, no para hacer negocios.
-Pero si pudiera, ¿por quién votaría? –insisto.
-Por ninguno.
-¿Ninguno lo convence? –hurgo razones.
-No. Ninguno atrae a los panistas de principios –los descalifica.
Como decenas de otros militantes entrevistados, en Gustavo Madero ven a un hombre obsesionado con el poder y a Ernesto Cordero a un utilitario de Felipe Calderón para hacerse del partido.
Algunos históricos del PAN piden omitir su nombre pero no dudan cuando hablan de desenlace: Madero ganará y por mucho porque suma dos cosas:
NO PROYECTAN MAS COMISIONADOS… POR AHORA
1.- Hay un rechazo generalizado hacia Calderón y a éste lo sienten personificado en Coardeo.
Y 2.- Madeero tiene la estructura y las prerrogativas del PAN para manejar tanto el padrón como los órganos del partido y utilizar las ofertas de premios y cargos una vez consumada la reelección el 18 de mayo.
Ellos, como quienes saben de preferencias por el contacto con la militancia, rechazan las encuestas hechas por encargo o para servir a alguno de los dos candidatos.
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1.- Al margen de la secrecía del padrón panista, las guerras continuarán.
Lo de ayer es apenas una muestra: Ernesto Cordero presume 56 por ciento de las preferencias mientras Gustavo Madero asegura tener 96 mil firmas de apoyo por 41 mil de su adversario.
2.- De momento el gobierno federal no tiene proyectado designar a otro comisionado para atacar la inseguridad en estados de alarma como Guerrero y Morelos.
El caso de Tamaulipas es especial.
Aquí informamos cómo Manuel Mondragón dejó el cargo de comisionado Nacional de Seguridad cuando, junto con el gobernador Egidio Torre Cantú, ya tenía muy avanzado el diseño del operativo para esa entidad.
Nunca se habló de comisionado y tampoco ha surgido la propuesta ante Angel Aguirre y Graco Ramírez.
Además, a entrado a revisión el polémico desempeño de Alfredo Castillo en Michoacán.
Y 3.- para dar idea de cuánto se maneja en telefonía basta un dato dado a conocer ayer por Adolfo Cuevas, comisionado del Instituto Federal de Telecomunciaciones (Ifetel).
Según sus datos, el roaming representaba un cargo para los usuarios de tres mil millones de pesos al año.
Por decisión del Instituto y a consecuencia de la reforma sectorial, ya no se aplica el cobro de uno a tres pesos el minuto, de acuerdo a la compañía.