LIDERAZGO/Luis Ambrocio

Liderazgo

Enrique Peña Nieto tendrá un rol extremadamente difícil como presidente de México. Cuando asuma, el 1 de diciembre, tendrá al país dividido entre quienes creen que las elecciones las ganó Andrés Manuel López Obrador y siguen con la denuncia de un fraude electoral, y los que aseguran que, con el PRI, México retomará su liderazgo en el concierto latinoamericano.

¿Podrá Peña Nieto hilar fino y tender puentes hacia un pacto que garantice la gobernabilidad? Escenario complicado. El hartazgo de los mexicanos, que no logran hallar la ecuación a tantos problemas, está por desbordarse. Si a ello se le suma la hoguera de la inconformidad que atiza López Obrador sólo le queda un camino al ahora presidente electo: la vía del diálogo.

Tiene la oportunidad de retomar el liderazgo que durante siete décadas ejerció su partido en medio de cuestionadas prácticas. Deberá hacer mayores esfuerzos para realmente transformar positivamente al país, al México que, por ratos, pareciera derrumbarse.

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