Ebrard ve relación de México con EU como un matrimonio antiguo que cuidar
SERA EL SERENO/ Julio Pérez
Banderas piratas
Hace un año, el gobierno mexicano se dio la tarea de regalar una bandera a cada casa de los 2 mil 500 municipios del país. De esta manera muchas personas se hicieron de una bandera de México y las colocaron en diversos lugares, como una muestra de manifestar su amor por el país, sus héroes, celebrar el centenario de la Revolución y el bicentenario de haber conseguido la independencia.
Este año, muchas personas aún conservan la bandera que hace un año el gobierno federal les regaló, pero muchas personas que no recibieron el obsequio, se dieron en la tarea de desempolvar o adquirir una bandera con los vendedores ambulantes.
Pero lo curioso es que detrás del orgullo de ser mexicano, hay algo raro, pues comprar una bandera se cree que ha sido confeccionada en territorio mexicano, pero es todo lo contrario, pues son hechas en China, con lo que muchas de las banderas nacionales son piratas.
Y como todo producto hecho en China es de muy baja calidad, su duración es muy efímera, contrario a las banderas hechas en México, que tienen colores más vivos y de tela resistente.
Un dato curioso más, las banderas mexicanas hechas en México, tiene un precio mayor que las hechas en China, por lo que el negocio local ha fracasado.
Las autoridades federales nunca han informado sobre un decomiso de banderas mexicanas piratas, pero es casi seguro que muchos habitantes del país, tienen una hecha en China.
Menos banderas
Por cierto, parece que este año, la ciudadanía optó por dejar de colocar banderas en sus autos, como se hacía en otros años. Los motivos, quizá se desconozcan y pueden ser atribuibles a la crisis o posiblemente como un acto de protesta por la violencia imperante en México.
El grito
Se dice que este año, en el grito de Independencia que se realizó en pleno zócalo de la ciudad de México, hubo una baja en la afluencia de visitantes, en consideración de otros años. Se dice que la disminución ocurrió por el temor a atentados por la delincuencia organizada y por el desencanto que hay al gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa. De esta manera, se dice que este año en el zócalo de la ciudad de México, recibió una baja considerable de visitantes, nunca antes vista.
Pero la baja de asistentes a la ceremonia del grito, no solo fue en la ciudad de México, sino en muchas plazas del país, donde hay problemas serios de violencia y mucha gente prefirió quedarse en casa para ver el grito por televisión.
Tradiciones
Este año en la ciudad de Comitán, como en otras partes del país, también ocurrió algo extraño, pues se dejaron de quemar juegos artificiales o los tradicionales triques. La noche del jueves y la madrugada del viernes imperó un silencio inusual, talvez atribuible a la campañas que realizó el Ejército y corporaciones policíacas federales y estatales, en mercados donde se acostumbraba vender juegos artificiales y cohetes.
Así el escenario de la violencia vino a trastocar los gustos de una celebración como es el grito de Independencia.
De Javier Sicilia
Bajo ese horror, (de la guerra) el grito de independencia se ha vuelto impronunciable. Hoy no podemos gritar Viva México porque en nombre de los intereses globales de un país extranjero tenemos una guerra en donde se secuestra a nuestros hijos e hijas, se les desaparece, se les viola, se les asesina o se les corrompe; no podemos pronunciar el nombre de los héroes que nos dieron patria porque a falta de un tejido social, que la clase política y el desprecio de los poderes fácticos ha ido desgarrado, nuestros jóvenes y niños tienen destruido y cerrado su futuro, que es el futuro del país; no podemos gritar porque cargamos a cuestas el nombre de nuestros muertos que la frialdad del Estado el más frío de los monstruos fríos ha querido borrar bajo la criminalización, la estadística y el deprecio que insulta con el epíteto de bajas colaterales; no podemos gritar porque la corrupción de la clase política y la impunidad, ha perdido la vocación fundamental del Estado que es cuidar la seguridad de los hijos e hijas de la patria y a causa de ello millones de nosotros vivimos en el terror y en la miseria; no podemos gritar porque hoy ningún ciudadano puede transitar por sus espacios públicos o poner un negocio o cultivar su tierra sin correr el riesgo de ser levantado, extorsionado, despojado o asesinado; no podemos gritar porque los ministerios públicos no sólo no hacen justicia a la víctimas, sino que, bajo este lodo en el que se ha convertido el suelo del país, se les desprecia e incluso se les amenaza, porque la delincuencia que habita en muchos funcionarios y miembros de partido que han hecho de la noble palabra gobernar un forma de delinquir, de expoliar a la nación y de vincularse con el crimen organizado, permanecen impunes, protegidos por la propia clase política, mientras las cárceles están repletas en su mayoría de hombres y mujeres cuyos delitos son acaso faltas morales, delitos del hambre o disidencias políticas; no podemos gritar porque el gobierno, al igual que los delincuentes del crimen organizado, sólo tienen imaginación para la violencia y quieren militarizar el país como una falsa garantía de paz; no podemos gritar porque el latido del corazón de la patria está desacompasado y, hundidos en un pantano hecho de miseria y despojo, ya no sentimos su suelo bajo nuestros pies. Fin
Mientras que muchos prefieren callar, en Será el Sereno se dice la verdad como es. ¡Va! Sale. Nos vemos.
[email protected] y Twitter @juliohperez