Libros de ayer y hoy
* Sicilia dejó de ser peligroso para el gobierno
* Blake lo recibirá hoy como buen interlocutor
* Espino: panista y precandidato presidencial
El poeta Javier Sicilia ha dejado de ser temible para el gobierno.
O, dicho de manera suave, los altos funcionarios lo ven más civilizado y negociador.
Ya no representa el peligroso activista de junio, cuando el presidente Felipe Calderón accedió a un encuentro público y sus funcionarios pretendieron torpedear la reunión del día 23.
Originalmente se escogió como sede el Museo Nacional de Antropología e Historia, en el Bosque de Chapultepec, pero surgieron voces en contra.
Entre quienes dudaban sobre la conveniencia de usar ese lugar destacaron los secretarios de gobernación, Francisco Blake, y de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuya remoción había pedido Sicilia en pleno Zócalo, y el vocero oficial Alejandro Poiré.
Argumentaban riesgos de organizaciones integrantes del movimiento o adherentes altamente agresivas, como el SME revivido -quién lo dijera- por el secretario Blake.
SIN LOS LASTRES DE LA IZQUIERDA
En junio, decíamos arriba, Javier Sicilia era manejado por grupos recalcitrantes.
Gente como Alejandro Solalinde, perredistas y remanentes de la teoría de la liberación.
Si el diálogo público se realizaba en el Museo, decían los opositores a ese lugar, podrían acudir contingentes y poner en riesgo tanto la plática como la seguridad del presidente Felipe Calderón y su gabinete.
Por eso se cambió al Castillo de Chapultepec.
Las condiciones de la hermosa construcción -en lo alto de un cerro, con acceso controlados y más cerca de Los Pinos- permitían al Estado Mayor Presidencial, al Ejército y a la Policía Federal (PF) dar plenas garantías al jefe del Ejecutivo.
Al final el resultado amable -reclamos bajo control, exhibición de solidaridad presidencial con alguno deudos, respuesta sobre casos específicos de desaparecidos, intercambio de rosarios y amuletos- les dio a la razón a Francisco Blake, Genaro García Luna, Alejandro Poiré y otros calderonistas.
A ese buen ambiente siguieron actuaciones brillantes de los cuerpos de seguridad, los cuales han llevado prácticamente a todos los secuestradores y victimarios del hijo de Javier Sicilia y otros jóvenes.
La conducta del propio Sicilia así lo atestigua, por lo cual para el encuentro de hoy para dar seguimiento a aquél del 23 de junio no debe haber mayores problemas.
Además, aunque acuda Blake, no estará Calderón ni Solalinde y eso reduce los riesgos.
La jugada esta vez se la lleva el gobierno.
ESPINO TEJE PROBLEMAS A MADERO
Manuel Espino oficializó ayer lo anunciado aquí el 5 de julio.
Daría guerra y aspirará a ser candidato presidencial del PAN, dijimos entonces.
Su reaparición genera una disyuntiva para el partido: si no ratifica su expulsión el Trife, hará olas con la pretensión de ser candidato externo, ciudadano.
Y si el organismo de María del Carmen Alanís, con quien ya se entrevistó, considera injustificada la sanción de los órganos panistas, entonces reagrupará a la disidencia azul.
El asegura tener un movimiento con 200 mil afiliados -lideres reales, les llama- en todo el país y su eventual alianza con algún precandidato podría ser significativa.
Quien pudiera capitalizar esa inconformidad es Santiago Creel Miranda, a quien pregunté si lo invitaría.
-Primero hay que ver qué sucede con su recurso ante el Tribunal; luego veremos -me contestó.
Para Creel y demás panistas hay una mala noticia: a pesar de la intervención de intermediarios oficiosos de Los Pinos -Roberto Gil Zuarth, Germán Martínez Cázares-, no hay consenso para confirmar su desafiliación.
Si persiste este criterio, de nada habrán servido las presiones denunciadas aquí (5 de julio) y luego ratificadas por Espino, al magistrado ponente Salvador Nava Gomar, por cierto ex socio de Gil Zuarth, secretario particular del presidente de la república.
Este proceso enturbia más una postulación de por sí enredada para Gustavo Madero con aspirantes oficiales, oficiosos y rebeldes.
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