Libros de ayer y hoy
La han traído de arriba para abajo. Le dan vueltas como si estuviera prendida de un volantín, pues le cambian el orden de los colores. La han puesto sobre el sostén de Rosario Robles. Y Marta Sahagún la regala a los comensales de su fonda. Andrés Manuel López Obrador la ha transformado y, también, se la cruza sobre el pecho. Ni qué decir sobre la que trae encima por el fallo de un Tribunal– Felipe Calderón
Lo que pasa es que, como dice la canción, la banda está borracha, está borracha
Desde hace un año, precisamente a partir del 24 de junio de 2010, un decreto emitido desde Los Pinos a través de su Secretaría de Gobernación reformó el Artículo 34 de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, cambiando el orden de los colores en la banda presidencial.
Ahora ya no es el color rojo, sino el verde el que aparece en la parte superior. ¿Por qué el cambio? Nadie lo sabe. Una incógnita. Porque personalmente no creo que haya sido para que el ocupante de Los Pinos dejara su huella cuando menos en esto. O a menos que quiera diferenciarla de la que legítimamente porta Andrés Manuel López Obrador, lo cual sería un exceso.
La banda presidencial que usó Carlos Salinas durante su sexenio una de ellas, pues parece que a todos los inquilinos de Los Pinos les ha gustado estrenar cada primer día de septiembre– se convirtió en pieza de canje, durante las negociaciones que Carlos Ahumada y el propio CSG mantuvieron para armar el compló, en contra del mismo López Obrador.
Ahumada narra en su libro Derecho de réplica, cómo Rosario Robles en una de las reuniones que sostuvo con Carlos Salinas, éste le colocó una de las bandas presidenciales que tiene en su gran biblioteca.
Cuando llegamos a la vitrina donde conserva sus bandas presidenciales, Rosario le comentó que debía ser un gran honor y un orgullo portar la banda presidencial.
Salinas inmediatamente tomó una escalerita para poder subir a abrir la vitrina y sacó una de las bandas presidenciales.
Yo creía que nos la quería mostrar, y en efecto así lo hizo, pero no fue sólo eso, sino que la tomó y se la puso a Rosario cruzándole el pecho y le dijo: Te luce muy bien.
Sé que al lector le puede resultar muy difícil creerme. Yo mismo, a pesar de la gran cantidad de vino tinto que tenía encima, no podía dar crédito a lo que veía. Quedé estupefacto. Me pareció una escena increíble y vergonzosa, me dio pena ajena.
Rosario se quitó la banda presidencial y se la entregó a Adán –¿un ayudante?–, quien acababa de entrar en la biblioteca.
Conversamos unos minutos más, nos despedimos y nos fuimos.
Robles, por supuesto, se llevó el obsequio.
La banda está borracha, está borracha.
También como obsequio a los comensales de su fonda ranchera la han usado apenas Vicente Fox y Marta Sahagún, desde este fin de semana.
Y, claro, el obsequio lleva mensaje. La pareja la observa tan pero tan devaluada, que cualquiera puede portarla al pecho.
Más aún cuando el mensaje mismo impreso sobre la que ellos regalan a cambio de consumir unas enchiladas mineras es: Que te vaya bonito.
¿A quién se lo desean? ¿Al que pagó la cuenta? ¿Al que legalmente hoy porta la de a devis?
Hubo muchos que pegaron el grito en el Cielo cuando López Obrador empezó a portar la propia. ¿Se mantendrán callados ahora que los Fox-Sahagún vuelven a devaluar tras seis años de tarugadas– el que es dado en llamar símbolo del poder presidencial?
De tanto andar para arriba y para abajo de tanta vuelta, pues, no cabe duda que hoy por hoy, lo que pasa es que la banda está borracha está borracha.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: ¿Qué vamos a hacer con la prole del ex secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo? Todos pegados a la ubre presupuestal. Su esposa misma, trabajó al lado de Marta Sahagún y ahí sigue en las mismas oficinas con Margarita Zavala. Su sobrina, Patricia Flores Elizondo, bateó en las grandes ligas como vicepresidenta en Los Pinos. Y ahora, otro sobrino, Jorge Armando Vázquez Elizondo, fue contratado por Fonatur hace cosa de medio año. Lo pusieron en el área de compras. Y desde que llegó se dedicó a asaltar a los proveedores. Ante el escándalo, lo desterraron al Rincón de Guayabitos. Y ahí lo tienen congelado, sin hacer nada, pero gozando de la nómina con 40 mil pesos mensuales. Cosas de la nueva moral panista, pues