Libros de ayer y hoy
LOS CAMINOS DE HOY
Se veía venir.
Finalmente lo que tenía que ocurrir pasó, el exceso de alcahuetería, la sobreprotección y el mimo legal que hacia las organizaciones sociales sea profesado, al final de cuentas dio el nefasto resultado que ya muchos veían venir. Antes de iniciar con la narrativa que vi el día de ayer, que trataré de hacerlo lo más breve posible, es importante destacar que en esta ocasión el transporte concesionado hizo un reclamo legal, ante el ataque que han sufrido por parte de la piratería en los últimos meses, sin embargo esta apreciación que hago en ningún momento está justificando los actos vandálicos que suscitaron y de donde fueron parte, transportistas concesionados y pobladores de San José Obrero. Actos totalmente reprochables, denigrantes; en algunos casos de poca hombría, independientemente de una falta total de respeto, a una institución tan importante como lo es el Hospital General K de Comitán y a la integridad de quienes se enfrentaron y de la seguridad de los vecinos, en donde las escaramuzas se suscitaron.
El principio
La situación inició el día de ayer, aproximadamente a las 10 de la mañana, cuando transportistas de diferentes sitios de taxis y del servicio colectivo, pertenecientes a el FUDAT y a TURCOM, decidieron unirse para detener a una combi del servicio colectivo urbano-rural que estaba prestando sus servicio de la ranchería San José Obrero a la Central de Abasto y viceversa. Este vehículo fue detenido porque recién había iniciado a dar este servicio, pero de forma irregular, dado a que la concesión para este vehículo, es de la ruta Comitán-La Independencia.
La razón
Sin embargo como los pobladores de San José Obrero habían caído en una profunda confrontación con transportistas de la ranchería Cash, que eran quienes los trasladaban de su comunidad hasta la Central de Abasto de Comitán, por lo que decidieron por cuenta propia instalar su propio servicio colectivo. Para ello a la concesión de la combi que viaja de Comitán a la Independencia, prácticamente la duplicaron, pues el servicio de la original concesión; es decir de Comitán a la Independencia, no dejó de funcionar, pero sin en cambio, a esa misma concesión le hicieron una extensión, y así fue como inició a dar su servicio colectivo, una camioneta que ya tenía una concesión y ruta diferentes.
Por mano propia
Al enterarse de esta situación, los transportistas concesionados de la región de Comitán, y habiendo enviado a las autoridades competentes, en innumerables ocasiones, solicitudes para que se implementaran operativos para la detención de este vehículo y al no tener respuesta positiva, decidieron por cuenta propia detener a esta combi, la cual cuando fue capturada descubrieron que debajo de las franjas marrón, que identifica al transporte concesionado de la región de Comitán, se encontraban las franjas verdes características que identifican al transporte concesionado de la región de la Independencia.
En respuesta
La detención de este vehículo; una combi, desató la ira de los pobladores de San José Obrero, quienes en represalia a esta detención capturaron a tres vehículos del servicio urbano colectivo, que viaja de la ranchería Cash a la central de abasto, transporte que anteriormente era el que trasladaba a pobladores de este lugar, básicamente a la Central de Abasto.
El rescate
Inmediatamente de estar enterados de esta situación y de que unidades de sus gremios se hallaban retenidas y ocultas en el Salón de Usos Multiples de este lugar, los trasportistas concesionados decidieron trasladarse hasta allá, cercano a las tres de la tarde, para recuperar estas unidades. Hasta San José Obrero llegaron pequeñas camionetas del servicio de bajo tonelaje, cargadas de choferes y concesionarios de taxis, servicio colectivo y de otras modalidades, quienes enfrentaron primeramente a un reducido grupo de personas que resguardaban el salón, de estas personas sobresalía una veintena de mujeres, quienes también eran encargadas de la vigilancia y cuidado de las unidades retenidas.
Primera escaramuza
Ahí fue en donde se desató el primer enfrentamiento entre comuneros y transportistas, quienes con piedras y garrotes, y entre amagues y amenazas, en escaramuzas separadas el enfrentamiento se recrudecía, en tanto un transportista logró escabullirse entre la línea de los cuidadores y ató una cadena al portón de este salón, cadena que fue tirada por un pequeño camión, lo cual hizo que el portón cediera y las unidades lograran ser recuperadas. En este primer enfrentamiento; al parecer, por parte de los pobladores había siete lesionados, de muy seria calidad las lesiones, así como cinco lesionados por parte de los transportistas.
En el hospital
Los lesionados de ambos bandos, hacia las cinco de la tarde, fueron trasladados al hospital general de Comitán, en donde nuevamente los grupos se encontraron, se amenazaron y entre golpizas semigrupales e individuales, las cosas medianamente se tranquilizaron.
Acorralados
Sobre la 9ª Calle Sur Oriente, entre la esquina que hace con el callejón de urgencias y la 2ª Avenida Oriente Sur, los transportistas concesionados, que en su gran mayoría eran taxistas, después de las primeras escaramuzas que ya habían escenificado en esa calle, lograron acorralar a dos pequeños grupos de pobladores de San José Obrero, los cuales mostraban las huellas de los violentos enfrentamientos individuales, que hacía pocos minutos se habían suscitado. Con una tensa calma, con caras ensangrentadas e inflamadas, torsos descubiertos y constantes amenazas eran el horizonte total de este tramo de la 9ª Calle sur.
Reagrupados
Sin darse cuenta los transportistas de Comitán, no observaron que uno de los dos grupos de comuneros que tenían acorralados; el que se encontraba más al poniente, sus integrantes de uno a uno se fue uniendo al otro grupo, que también se encontraba cercado y frente a la entrada principal del hospital, hasta que finalmente estos dos grupos convertidos en una sola masa, de pronto recobraron un violento valor y sin decir más se lanzaron en contra de los transportistas y de sus vehículos, de los cuales volcaron tres taxis. Los transportistas que ya para entonces estaban replegados hacia la parte poniente de esta cuadra. En un principio, y después de el primer encontronazo, ya en dos grupos bien definidos, los transportistas retrocedieron un poco, y para entonces ya se observaba en su grupo, a por lo menos una decena de descalabrados. Uno de ellos con la sangre nublándole la visión, lleno de pánico se guarecía detrás de un vehículo rojo, mismo que en pocos minutos fue sacado a tirones por sus compañeros y llevado junto a ellos.
Replegados
Por varios minutos los transportistas fueron mantenidos a raya en la esquina de la 9ª Calle Sur Poniente y la 3ª Avenida Oriente Sur. Los dueños de concesiones de taxis, camiones de bajo tonelaje y servicio colectivo; principalmente, se encontraban al frente del contingente y eran quienes exigían a los de atrás, que se sumaran al ataque; por cierto los de atrás, los que se encontraban bastante alejados de los que punteaban y sin ganas de querer pelear, al parecer eran choferes asalariados que temían por su integridad.
Un espacio
Así pasaron cerca de 30 minutos, durante los cuales los transportistas solicitaron refuerzos mediante vía telefónica, y fue también de esta forma como ubicaron a sus refuerzos en la esquina de la 9ª Calle Sur Oriente, esquina con 2ª Avenida Oriente Sur, lugar hasta donde llegaron los otros taxistas, que cercaron al envalentonado grupo de comuneros.
La carga
De pronto ambos bandos de transportistas, en una inesperada carga, se lanzaron en contra de los comuneros, los cuales al verse superados en número y aterrados por lo que pudieran pasarles, iniciaron a saltar las bardas del hospital; algunos, y otros corrieron a tratar de refugiarse en el pabellón de urgencias del Hospital General. Quienes menos suerte tuvieron, fueron detenidos y golpeados salvajemente hasta dejarlos semi-inconscientes, para luego ser llevados frente a la entrada principal del servicio de urgencias, en donde fueron puestos boca abajo, como hacen con los reos que capturan en un motín carcelario.
El final
En tanto esto ocurría, por calles aledañas al hospital, llegaba tarde el ansiado apoyo que habían solicitado los comuneros de San José, mismos apoyos que estaban integrados por más vecinos de su comunidad, así como por militantes de la FEDROC y el MPC, los cuales fueron desperdigados por diferentes rumbos, sometidos, descalabrados y constantemente amenazados, en tanto los vehículos en los que habían llegado habían sido volcados, destrozados e inutilizados, quedando en las calles en donde se habían dado los enfrentamientos solo restos de sangre, trozos de vidrio y aullidos de dolor y triunfo, que daban cuenta de otra lucha entre hermanos llevados por el odio y por la falta de respuesta legal, que desde hace tiempo no se escucha.