Libros de ayer y hoy
YAUTPEC, MORELOS. Gracias a los buenos oficios de los compañeros de la Asociación de Periodistas y Comunicadores del Estado de Morelos, APECOMOR, la histórica y bellísima por antonomasia Hacienda de Cocoyoc se convertirá en la sede del X Congreso Nacional del periodismo organizado.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, Hilda Luisa Valdemar Lima a invitación de los presidentes del Consejo Directivo y de la Comisión de Honor y Justica de APECOMOR, Teodoro Rentería Villa y Pablo Rubén Villalobos Hernández, respectivamente, hicimos un recorrido por las instalaciones de esta finca del Siglo XVII, en la cual se desarrollarán además del Congreso, la IX y V Asambleas ordinaria y extraordinaria y la XLI sesión del Consejo Directivo y Comité de Vigilancia
Acompañamos en esta visita que nos llenó de buenas vivencias para el éxito de nuestras reuniones anuales, José Antonio Calcáneo Collado, presidente vitalicio honorario y Francisco Miguel Cortés miembro de la misma APECOMOR.
Para que todos conozcan el valor de la sede, trascribimos la historia de este lugar sin igual donde la República estará reunida en la representación de comunicadores de todo el país.
Cocoyoc fue fundado por los tlahuícas, del grupo náhuatl, hacia el siglo XI, unos 200 años antes de los aztecas, que llegarían a ser el grupo náhuatl dominante y llegados al Valle de México, establecerían ahí su capital Tenochtitan hoy en México. Huitzihuitl, segundo rey de los aztecas, conquistó Cocoyoc y quedó tan maravillado por el clima ideal, las tierras fértiles y la exuberante vegetación, que tomó por esposa a la hija del señor de la región conquistada, de esta unión nació Moctezuma I que gobernó el imperio azteca de 1440 a 1469. Moctezuma era atraído irresistiblemente por tierra natal de su madre.
Mandó plantar cerca de Cocoyoc extensos jardines con flores, árboles y arbustos traídos de todas las regiones del país, y construir baños reales para su eso personal. Así podría de vez en cuando descansar de los asuntos de estado, asolearse bajo los rayos benignos del sol, en el ambiente tranquilo de Cocoyoc.
Después de la conquista en 1521, el pueblito de Cocoyoc formó parte del extenso territorio concedido a Hernán Cortés, nombrado marqués de Oaxaca como reconocimiento a sus servicios a la Corona de España. Cortés consolidó sus derechos sobre las regiones casándose con Isabel, hija de Moctezuma II, quien gobernaba a los aztecas en tiempos de la conquista.
La historia de la hacienda empezó en el año 1600 cuando Elvira Ruiz descendiente de Isabel vendió parte de su herencia para tierras de cultivo cerca del pueblo Cocoyoc. Durante el siglo XVII las tierras de Hacienda se extendieron mediante enlaces matrimoniales, compras o negociaciones y alternativamente fueron reducidas por ventas forzosas para cubrir multas por evasión de impuestos o para satisfacer otras deudas. En más de una ocasión la propiedad completa fue subastada.
En 1614 se expidió un permiso para instalar un molino de caña movido por caballos y a pesar de frecuentes cambios de dueños y de la administración, hacia 1698 la hacienda comprendía 148 hectáreas de riego, la casa, una capilla, el trapiche y otras construcciones.
Durante el siguiente siglo la hacienda Cocoyoc vino a estar entre las doce plantaciones productoras de azúcar más importantes de todo país y a principios del Siglo XlX su importancia creo con la instalación de nueva maquinaria y una rueda hidráulica en la refinería de azúcar trayendo el agua de fuentes vecinas por un acueducto que aún está en servicio.
La Hacienda Cocoyoc siguió creciendo y prosperando hasta que estallo la Revolución de 1910, cuando el líder agrario Emiliano Zapata, nativo de Morelos y que estableció su cuartel general en la vecina Cuautla, declaro la guerra a todas las haciendas azucareras. Cuando la Revolución termino por fin once años más tarde la Hacienda Cocoyoc quedó reducida por la distribución de sus tierras entre los granjeros y campesinos y lo que restaba, 68 hectáreas fue adquirido en 1957 por el señor Paulino Rivera Torres, quien ahora ha realizado su sueño de convertir una porción de esta propiedad, unas 28 hectáreas en un soberbio y bien provisto lugar de reposo bien llamado El Paraíso de América.
Que la prodiga tierra de este rincón de la república, sea la sabia para que el periodismo nacional se inspire en su única y trascendente labor: servir al pueblo de México.