Exigen auditoría al líder del PAN en Guerrero por deuda millonaria
´México sólo produce muertos. En tiros de minas. Bajo campos de labrantío. En los suburbios. Pozoleados en un tambo de ácido. Al fondo de presas y ríos. Tirados al mar. Son miles los cadáveres sobre los que caminamos, o al lado de los que transitamos. El país es un enorme cementerio, sí.
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EL PAÍS, UN CEMENTERIO
De Guanajuato, la capital del estado del mismo nombre, me hacen llegar el siguiente escrito, firmado por Amado Solchaga que, aunque fechado en diciembre del año anterior, es más que actual:
Hace ya 10 años que el PRI dejo el poder. Un par de lustros y nada ha cambiado. El país es un cementerio por donde mires. El norte tomado y vejado por el narco, la violencia y el asesinato perverso de las ideas y de la gente común y corriente. Desgobierno, anarquía, dejadez y sobre todo cementerio económico, social y político.
Quiénes conocimos el México de hace 40 años podemos con toda claridad comparar lo que era la nación con lo que tenemos hoy frente a frente. Caminamos por una senda de corrupción profunda y de acciones de gobierno que no suman en absoluto al bienestar del país y de su gente. Oleadas de desempleados que van y vienen al país del norte en búsqueda del sueño perdido de una mejor calidad de vida y que se encuentran con la sorpresa de que ya no es mejor opción. El crecimiento del pandillerismo importado de USA de todos aquellos mojados que regresan al país sin pena ni gloria, con más pena y pobreza de cuando se fueron, hoy se asocian en pandillas que azotan los barrios de las ciudades de nuestra República.
País inmensamente rico en recursos naturales y estéril en su producción y productividad. Así el siglo XXI se jacta de fabricar una nación incipiente democrática y económicamente. En cada esquina se escucha el cuchicheo de la gente hablar de su precaria situación, que ni para la leche y el pan les alcanza ya, para alimentar a sus cachorros que lagrimean por un bisteck por que no hay ni para ello.
Escucho y leo con singular atención a los comentaristas de todos los medios que hablan y dicen que el país ha salido de la peor crisis en toda su historia, que no hay inflación, y el peso no se devalúa frente al dólar, que el crecimiento está estable y que el país va por mejor camino. Mentiras piadosas a un pueblo desinformado e inculto, ignorante de su situación propia, y sobre todo engañado vilmente por un grupúsculo de aves de rapiña. Eso sí, tenemos al hombre más rico del planeta en las filas del equipo mexicano, me siento glorioso y poderoso, porque ello quiere decir que somos fuertes, y oportunidades las hay y sólo se requiere trabajar con perseverancia para lograr una fortuna igual para cada mexica. Vidas van y vidas vienen, se suman 30 mil muertos y varias ciudades del norte tomadas, pero estamos ganando la guerra al narco y todavía nos informan que habrá más muertes y que la violencia se recrudecerá, pero todo es por el bien de la nación.
El campo es un cementerio, las empresas mueren, los hijos parten hacia donde el viento y el pedazo de pan se pueda encontrar. Las ciudades se inundan de vagos sin oficio ni beneficio, sólo buscan que comer y como paliar la lombriz de su panza que no prueba alimento desde el día anterior. Los hospitales se llenan de enfermos terminales, solicitando una caridad que les brinde y estreche la mano para aliviar su dolor. Pero el país va en la dirección correcta: la tierra es un cementerio.
La senda es larga y agobiante, y hay quienes todavía creen que llegaremos a buen resguardo. Yo también lo quiero creer, pero los hechos y la realidad me anuncia lo contrario.
Hoy, escucho como las campanas al vuelo retumban en los oídos de los mexicas que esperanzados por el Presidente del Empleo (sic) ha anunciado 900 mil nuevos –al menos ello dice el registro del IMSS– pero no contamos que la regularización de miles de empleados que han trabajado y no han sido registrados, hoy finalmente los empresarios les han otorgado su aportación al seguro social, así que ¿cuántos son en verdad nuevos?
El campo esta arrasado, hoy sólo es abono, tierra fértil por los (más de) 30 mil muertitos que son enterrados. Las ciudades están infestadas de campesinos taqueros, albañiles, vigilantes, obreros, esquineros, payasitos y acróbatas de los principales cruces de las grandes urbes.
México, un país llamado cementerio, donde las ideas, las nuevas ideas encuentran una tierra porosa, donde los jóvenes mueren en vida por la falta de oportunidades reales y claras, donde los enfermos se van y los niños carecen de una educación de calidad, donde la justicia aplica estérilmente sus reglas porque ya nadie las respeta. El país es un aquelarre. Y a nadie le importa.
Aquel país floreciente, pujante, de hace 40 años ha dejado de existir. Hoy nos enfrentamos a nuevos retos que se desdibujan por la mano inexperta de sus gobernantes, donde lo más importante es seguir teniendo el poder en sus manos, no importa cuántos muertos más se le exija al país. Ellos sólo quieren el poder económico y controlar la basura que dejan al paso de su caminar. Nada puede florecer cuando el hambre toca la puerta de millones de mexicanos, cuando el desempleo y la violencia son la constante de sus vidas, nada crecerá si el alimento que se ofrece es tan estéril como el ácido que destruye el campo de su vida.
Un cementerio llamado México, donde su gente vive y ronda alrededor de un pedazo de pan, que se arrebata de las manos para tomar tan sólo las migajas que saltan de la rabia de todos aquellos que viven en el desamparo y la perdición, mientras su líderes les importa solamente las formas para aparentar un país que se transforma rápidamente en la lápida de millones que no encuentran la puerta para salir del abismo en el que viven.
Veo por las calles a miles de jóvenes caminando descalzos, desamparados y sin rumbo, niños obscuros y perdidos sin saber que será de su futuro. Adultos desesperados porque su fuente de empleo ha sido cerrada. ¿A quién le importa?, ¿a Calderón?, ¿al PAN?, ¿al PRI?, ¿al PRD?, ¿a quién demonios le importa?
Todavía hay quienes piensan que quienes gobiernan han hecho bien las cosas, aún más, hay quienes piensan que el PRI es la opción, y todavía más, ¡hay quienes piensan que el PRD puede hacerlo! Yo pienso que México es un cementerio de ideas, estériles todas, y que el país requiere de enterrar sus muertos actuales y futuros y renacer con nueva gente y nuevos bríos donde el pueblo pueda gobernar realmente. Nuestra generación está perdida, y nos estamos llevando entre los pies a los miles de niños que vienen atrás de nosotros esperando que hayamos hecho las cosas bien, pero ¡oh sorpresa!, cuando despierten y se den cuenta que les hemos dejado un país cementerio.
México es un país llamado cementerio donde las ideas han dejado de fluir
Índice Flamígero: En tiros de minas. Bajo campos de labrantío. En los suburbios. Pozoleados en un tambo de ácido. Al fondo de presas y ríos. Tirados al mar. Son miles los cadáveres sobre los que caminamos, o al lado de los que transitamos. El país es un enorme cementerio, sí.
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