Libros de ayer y hoy
* El futuro incierto de Beatriz Paredes Rangel
* Sus diputados no la quieren de líder camaral
* La nomenklatura tricolor presiona a Moreira
El sábado próximo, apenas entregado el PRI, Beatriz Paredes Rangel enfrentará su nueva realidad.
No será como la pergeñó.
Dos datos dan cuenta de su plan:
1.- En julio de 2009, cuando presumía la primera minoría en la Cámara de Diputados, intentó quedarse con una doble posición, la presidencia del partido y la coordinación de la bancada en San Lázaro.
No se lo permitieron.
Puesta a decidir, debió optar por el partido y ni siquiera la dejaron poner a un pastor de los suyos para manejarlo como muñeco a distancia.
Para sorpresa de muchos, y muy al pesar de Beatriz, Francisco Rojas Gutiérrez llegó como responsable del Grupo Parlamentario del PRI.
Hoy, cuando falta media Legislatura, Rojas Gutiérrez no se deja manipular y por ende Paredes Rangel no tiene ambiente interno para destituirlo y sustituirlo para conducir a 240 diputados tricolores.
2.- En agosto de 2010, cuando se optó por Jorge Carlos Ramírez Marín para la Cámara, se habló de una presidencia acotada y -¡ooootra vez!- sonó ella como sucesora.
En su reunión previa de la fracción en Acapulco, en enero pasado, los diputados dejaron cerrada también esa posibilidad.
PUNTERA EN UN PRIISMO DESOLADOR
Con todo, los priístas de San Lázaro desamparan a Beatriz Paredes Rangel.
Se notó en la defensa a raíz de la patraña de César Pinocho Nava cuando comprometió no traicionar orígenes, ideología y siglas panistas a cambio del poder por el poder.
No era difícil defender a Paredes Rangel: si el hoy famoso Pinocho Nava traiciona su firma, ¿qué no hará con sus principios y su palabra?
Ese apoyo, empero, está mermado con las derrotas recientes del PRI, varias de ellas atribuibles a la falta de oficio de Paredes Rangel para definir postulaciones, evitar fracturas y conducir campañas.
Guerrero y Baja California Sur son sólo dos muestras recientes de esos desatinos.
Con esos antecedentes, a Paredes Rangel le queda poco futuro en lo inmediato: dedicarse a actividades internacionales y asistir con alguna regularidad a las sesiones de la Cámara, en espera de su eventual candidatura para GDF.
Porque, eso sí, es la priísta mejor posicionada.
No por popular, sino porque el PRI en la capital es un desastre y ella es culpable por lo menos en los cuatro años recientes, pues desde la presidencia nacional no reestructuró al partido y hoy está en manos de una gavilla.
MOREIRA NO SIENTE LO DURO, SINO
A Humberto Moreira Valdés parece haberlo contagiado su antecesora.
Beatriz Paredes Rangel llegó con la promesa de transparentar las jugosísimas prerrogativas del PRI y se va sin rendir un informe.
Y si el dinero lo manejó discrecionalmente, lo mismo hizo con el Comité y demás órganos del partido, manejados por cuadros añosos o amigos cercanos.
Moreira, cuando luchaba por su candidatura, comenzó negociaciones con todos los grupos a fin de hacer un partido incluyente e inclusive para regresar cuadros valiosos alejados del camino por las facciones de Roberto Madrazo y Mariano Palacios Alcocer.
Sin embargo, se le ha dificultado establecer equilibrios y por eso mantiene cerrados sus planes de nombramientos.
Lo presionan de todos lados y él, en aras del eclecticismo priísta, pretende hacer mil y una comisiones -el nombre es lo de menos- para dar cabida a cuanto desempleado reclama un espacio.
¿Cederá?
Es como designar a Guillermo Sesmas en prensa.
¿Qué le garantiza?
Acaso enseñanzas de cómo desbarrancar la imagen de Ulises Ruiz y la campaña de Eviel Pérez Magaña, a quien no lo sacaba de los mismos grupos y lugares.
¿Con ese PRI se piensa ir a la recuperación de la Presidencia?