Teléfono rojo
* Solalinde: discursos al gusto del oyente
* Robo a migrantes en corrida inexistente
* Pide ayuda de países centroamericanos
Nadie puede estar en contra de la labor social de Alejandro Solalinde Guerra.
Al contrario, merece elogio general.
Desde su albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec, Oaxaca, ha sido y es de gran ayuda para millares de centro y sudamericanos en tránsito hacia el norte de México y Estados Unidos en busca de empleo.
Solalinde adquirió notoriedad en diciembre tras el presunto secuestro -denunciado por él y no confirmado hasta ahora- de 50 migrantes por presuntos miembros del crimen organizado, presumiblemente integrantes de Los Zetas.
El religioso ha capitalizado ese bagaje publicitario.
En días recientes ha sido atendido por políticos de todo signo, desde el perredista Marcelo Ebrard y funcionarios del gobierno panista de Felipe Calderón hasta diputados de casi todos los partidos
A todos les ha pedido apoyo y de todos se lleva algo.
Ojalá le cumplan, para beneficio de quienes han saturado las instalaciones de su albergue y a menudo no tiene con qué satisfacer lo básico.
Un dato da idea: Hermanos en el Camino está ideada para hospedar horas o días, pero con frecuencia los migrantes se quedan semanas y hasta meses.
LOS DE ENFRENTE SON LOS MALOS
Alejandro Solalinde Guerra regresará a Oaxaca con muchos patrocinios, pero también deja algo.
Sobre todo conocimiento de su conducta.
Dos escenarios:
Estuvo en instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal con subordinados de Genaro García Luna y hablaba mal de otras dependencias.
Contra los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), por ejemplo.
Luego fue recibido por el subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de Gobernación, Felipe Zamora Castro, y el comisionado del INM, Salvador Beltrán del Río, ¿y qué cree usted?
¡Criticó a la SSP y a sus policías de ser los principales agresores a migrantes!
En ese contexto denunció ayer un nuevo secuestro de migrantes a bordo de un tren de Ferrosur, mejor conocido como La Bestia.
Con una circunstancia: ayer martes no hubo corrida.
El convoy se encontraba en Arriaga, Chiapas, y tenía programado salir el miércoles a las siete de la mañana hacia Ixtepec, Oaxaca.
INM: SUSPENDER OPERTIVOS, JAMAS
Algunos planteamientos de Alejandro Solalinde Guerra pueden ser atendidos, otros no.
Pidió, por ejemplo, hacer preferentemente de día las corridas del tren y los operativos del INM.
Es posible complacerlo, convinieron las autoridades, para no poner en riesgo la integridad de los migrantes y de los funcionarios gubernamentales.
No es posible, en cambio, colocar puestos de revisión fijos del Instituto porque entonces ya sabrían coyotes y la delincuencia organizada y no pasarían por allí y fácilmente los evadirían.
Y ni pensar la idea de suspender los operativos.
También solicitó, y en ello estuvieron de acuerdo el subsecretario Felipe Zamora y el comisionado Salvador Beltrán del Río, ser incorporada su organización a las reuniones donde se aborden temas migratorios.
Está por verse cómo atienden otro planteamiento con repercusiones internacionales: que México, El Salvador, Guatemala, Honduras y otros países centroamericanos le entren con su ayuda para Hermanos en el Camino.
El gobierno mexicano seguramente lo hará porque es una obligación al menos moral.
Y tal vez, en un convenio de política multilateral, gestione partidas de otras naciones.
Sólo así el padre Solalinde Guerra podrá atender con dignidad a quienes pretenden viajar al norte y a menudo se quedan hasta ocho o nueve meses en un albergue ideado para servir unas horas.
Aunque, y esto no lo dijo el sacerdote en sus encuentros con autoridades, los migrantes también prestan jornadas de trabajo y de esa manera justifican el alimento y la atención recibida.